abril 20, 2024

“HAZLO, Y SI TE DA MIEDO, hazlo con miedo”

En alguna columna anterior he comentado respecto a cómo en la actualidad ciertas emociones suelen ser vistas de forma negativa, e incluso muchas veces buscamos eliminarlas de nuestro sistema. Pero las emociones son algo natural del ser humano y tienen una función, por lo cual lo más productivo que podemos hacer con ellas es utilizarlas a nuestro favor. En este sentido, muchas veces las emociones más rechazadas son las que nos inmovilizan, y dentro de ellas, el miedo es el vivo ejemplo de esto, pues suelen aparecer dos respuestas ante esta emoción: luchar o escapar. En la sociedad actual, llena de represiones y con una falta de estimulación respecto de cómo enfrentar problemas, se suele reaccionar con la segunda, mientras que las personas que están entrenadas para enfrentar la adversidad suelen usar el miedo como uno de los principales motivadores para luchar por sus sueños. A continuación les dejo unos consejos para enfrentar esta emoción, y usarla a nuestro favor:

1. Racionaliza el temor:

En general, al visualizar una situación o algo que nos da miedo, solemos imaginarnos fallando y sufriendo, por lo que entrenamos a nuestro cerebro a reaccionar de esa manera (la que imaginamos junto a la emoción de miedo) cuando tenemos que enfrentarnos a la situación. Es más favorable imaginar el panorama completo, y usar esos elementos específicos para preparar estrategias que nos permita superarlo. Por ejemplo, si nos da miedo hablar en público solemos vernos olvidando la información, nerviosos, con la voz cortada, etc. Es mejor imaginarnos superando la situación, generar imágenes mentales en donde somos exitosos en ese escenario, lo cual para nuestro cerebro es fundamental para motivarse a hacerlo.

2. Seamos justos con nuestros recursos:

En situaciones exitosas somos capaces de ver nuestras habilidades y recursos, mientras que al vernos en una situación problemática, tendemos a eliminarlos y no los utilizamos de forma activa, de hecho es común escuchar gente decir cosas como: “En mi trabajo soy sumamente bueno, pero cuando me toca relacionarme en situaciones románticas, no puedo hacerlo bien”. La realidad es que los recursos que se usan en ambos casos son técnicamente los mismos, pero en uno nos predisponemos positivamente, y por ende vemos nuestros recursos y los usamos, mientras que en la otra no.

3.Actívate:

Ni la motivación, ni la fuerza de voluntad se mantienen sin acciones, inténtalo de a poco, experimenta y progresivamente acércate a la situación concreta que quieres superar.

David Fuenzalida Cárdenas
Psicólogo, Especialista en Psicoterapia Breve Centrada en Soluciones

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